- Mejora de la estructura del suelo: tres años después de aplicar el activador biológico, el suelo está más aireado y más suelto en comparación con el testigo. Estas condiciones estructurales han permitido a la viña desarrollar su sistema radicular de forma más eficaz en términos de densidad y profundidad. Esta mayor valorización del volumen de tierra útil ha permitido a la viña un mayor acceso a los recursos hídricos y a los elementos minerales del suelo.
- Mayor resistencia de la vid en caso de restricción hídrica: la viña tratada presentaba una mayor tolerancia frente a la restricción hídrica y, de forma más general, mejores condiciones fisiológicas durante las tres añadas, tanto secas como menos restrictivas.
- Aumento de la producción, con una tendencia favorable respecto al peso cosechado por cepa de la modalidad tratada.
- Mejora de la calidad de los vinos: en 2013, se prefirieron los vinos procedentes de las modalidades tratadas, tanto en nariz como en boca, sobre todo porque presentaron una intensidad olfativa bastante fuerte, así como una calidad aromática bastante superior. En 2014, se observaron diferencias positivas en nariz a favor de la modalidad tratada, más afrutada que la modalidad testigo.
Viñedo.