La pasada campaña se establecieron récords de producción y de tiempo de recolección, así como una transformación de olivares con marcos tradicionales y el nacimiento de nuevos olivares superintensivos. Unos hitos que han ido de la mano de unas subidas y bajadas de precios que han podido alterar por momentos un sector agrario que sin duda es de los más fuertes en el país.
Sin duda alguna, la modernización del sector ha ido acompañada de la incorporación de las nuevas tecnologías y un fuerte desarrollo de I+D por parte de las compañías que apuestan por la olivicultura. En este punto, la aparición de nuevas formas de fertilización con abonos de nueva generación y el uso de bioestimulantes en aplicación foliar se están imponiendo a las prácticas culturales tradicionales. La apuesta por estas herramientas está permitiendo mejorar no solo las producciones, sino la calidad de estas, sin duda un valor añadido que tiene un largo recorrido.
Olivares.